«Tengo que confesar que a veces encuentro la vida demasiado dolorosa, quizá también os pase a vosotros. Pero hay algo que me ayuda, y es pensar acerca del mundo de los arquetipos, todo ese conocimiento innato que traemos de serie los seres humanos desde los tiempos remotos en los que nos desarrollamos como especie.»¿Cómo le ayuda a Elaine Aron este conocimiento arquetípico? Antes nos explica algo sobre ellos.
«Los arquetipos son conocimiento intrínseco que tenemos sobre cómo manejar mejor ciertas situaciones vitales. Contienen la sabiduría recogida a lo largo de la evolución sobre cómo ser una buena madre, por ejemplo, o un buen padre, y cómo comportarnos si tenemos la mala suerte de caer en manos de la Mala Madre o la bruja, o del Mal Padre o tirano. El arquetipo del héroe nos dice cómo reconocer al valiente héroe o convertirnos en uno de ellos. Los conocimientos arquetípicos nos proporcionan la habilidad para sentir lo sagrado, lo bello, lo digno de ser amado o lo peligroso. Por ejemplo, las respuestas innatas nos ayudan a comportarnos adecuadamente cuando nos encontramos con la Serpiente o el León, o cuando conocemos a nuestra pareja ideal.
»Los arquetipos nos provocan intensas emociones y nos empujan a actuar de determinada manera. Normalmente moldean los pensamientos y los sentimientos sin que nos demos cuenta de su influencia, excepto, quizá, cuando nos quedamos sorprendidos de nosotros mismos al llorar en una boda o un funeral, nos quedamos paralizados de terror por una insignificante araña, o, de forma más general, sentimos que nos comportamos como si no fuéramos nosotros mismos.
»Parece que el mundo arquetípico puede moldear con más intensidad las vidas de las personas altamente sensibles. Quizá tenga una fuerza mayor sobre nosotros o que la puerta que da acceso a esos conocimientos intuitivos se nos abra con mayor facilidad. Pero afortunadamente todo arquetipo tiene dos aspectos, uno bueno y otro malo. Nos afecta el lado negativo, lo que nos hace sentirnos vulnerables. Nos afectan demasiado las malas noticias. Nos cuesta tolerar la crueldad humana, el mero conocimiento de que un amigo tiene una enfermedad terminal nos deja desolados. Pero también nos conmueven la compasión, el coraje de personas desconocidas que favorecen a los necesitados o la profundidad y cercanía que somos capaces de compartir con alguien que se está muriendo.
»Debido al aspecto positivo que tiene, pienso que a nuestra arquetípica vulnerabilidad debería llamársele con un nombre más neutro, quizá disponibilidad. Pero disponibilidad no en el sentido de dejarnos llevar por los arquetipos más positivos, los del héroe, el de la buena persona, etcétera. No, debemos permanecer con los pies sobre el suelo en la realidad de nuestra humilde humanidad. De hecho no estoy segura de lo que significa esta disponibilidad, no lo tengo claro en mi caso y mucho menos en el de nadie más. Espero que signifique que somos capaces de proporcionar algo de sabiduría adicional, o sencillamente de vivir dicha disponibilidad por medio de nuestras reacciones irreprimibles. A veces llamo a esto "liderazgo emocional". Si somos los primeros en llorar, protestamos más o no podemos evitar alegrarnos, a menudo ayuda a otros a hacer lo mismo.
»En definitiva, esa disponibilidad no siempre es agradable. Hace que la vida sea más apasionada, una especie de sacrificio para el que no tuvimos elección. Sencillamente estamos sujetos a quienes somos. Como esos que se sienten empujados a escalar altas cimas o explorar profundas cuevas o sumergirse en los océanos. Sólo que en nuestro caso estamos irremediablemente disponibles, disponibles a la montaña, a la cueva o al océano, para cuando ellos deseen ser conocidos.»
(Extraído de Archetypal Vulnerability or Availability? del sitio The Highly Sensitive Person.)
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