(Ranking and Linking, For Better and For Worse, artículo de Elaine Aron traducido del sitio Psychology Today.)
Este blog (Attending to the Undervalued Self) es el resultado de años de darle vueltas a los fundamentos principales de nuestros problemas emocionales universales. Una respuesta la abordé en el libro La persona altamente sensible: la evolución ha hecho que alrededor del 20% de nosotros seamos más susceptibles tanto a las cosas buenas como a las malas de la vida.
Sin embargo, el temperamento innato no es la respuesta completa. Los estudios (y mi propia experiencia como terapeuta) indican que la baja autoestima subyace tras la mayor parte de las depresiones, ansiedades y relaciones frustradas. Por lo tanto la solución parece que consistiría en aumentar directamente dicha autoestima, pero la realidad es que muchas veces no se consigue nada enfocándolo así. Lo cierto es que la baja autoestima es un estado natural, una consecuencia de nuestro instinto para posicionarnos entre los demás, y lo que los estudios han descubierto es que repetirse a uno mismo afirmaciones positivas, el más común de los tratamientos de autoayuda, lo único que hace es acentuar la baja autoestima de los que ya se sienten mal de antemano, tal y como han podido comprobar muchas almas desventuradas.
La baja autoestima tiene que ver con el poder y con la influencia, el resultado de posicionarse uno mismo a la baja, de sentirse en un rango inferior. Como otros animales sociales, constantemente nos estamos evaluando con respecto a los demás, comparándonos y compitiendo. Siempre estamos al corriente de la posición que ocupa todo el mundo en la jerarquía social mientras tratamos de mantener o aumentar la nuestra. De igual forma, a menudo estamos vinculándonos, amando a otros de forma que deseamos estar a su lado, conocerlos y dar respuesta a sus necesidades si podemos. Posicionándonos y vinculándonos, vinculándonos y posicionándonos, todo el rato, y cuando estamos en un modo normalmente no estamos en el otro.
Posicionarse es automático y útil. Imagina que cada día tuviéramos que averiguar quién es mejor en cada trabajo. Pero vincularse trae consigo más placer y bienestar. El problema con el posicionamiento es que seas retado. Y pierdas. Tarde o temprano, en cierto momento todos sufrimos una derrota. Como consecuencia nos asalta, al igual que a todos los animales sociales, lo que los investigadores llaman la "Respuesta Involuntaria a la Derrota", lo cual hace que nos deprimamos. Nos retiramos con el rabo entre las piernas, abatidos, sintiendo que ya no tenemos nada que hacer. Esto hace que la lucha termine, protegiéndote de un daño mayor. Cuando eres derrotado, tú mismo te infravaloras, de forma que te mantienes fuera del conflicto durante un tiempo.
Los seres humanos ensayan sus retos con la imaginación. Excepto si te sientes imbatible, imaginarás algunas derrotas. Las imaginarás especialmente si has sufrido una derrota recientemente, si la misma ha sido grande, o si has vivido una niñez en la que has experimentado el poder sin amor. ¿Te encuentras con frecuencia atascado en relaciones de modo rango? Entonces a menudo te encontrarás infravalorándote. Es natural. No es de extrañar y por ello mismo intentar subir en el ranking de la autoestima no es la respuesta. Para salir del modo rango, pasa al modo vínculo, mi próxima entrada en el blog.
Algo que puedes hacer ahora mismo. Reconoce mejor el modo rango y el modo vínculo. Pon en una lista los nombres de las personas con las que te sientes mejor, y en otra lista los de las personas con las que te sientes peor. Tú y los de la primera lista estáis normalmente en modo vínculo, ¿a que sí? Con los de la segunda lista hay sobre todo una relación en modo rango, incluso si supuestamente es una relación de amor. No hay duda de que sabes al lado de quién quieres pasar más tiempo.
Hola. MUchas gracias por el blog. Al menos para mí, está siendo de una gran utilidad.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso
Cristina
Muchas gracias Cristina, eres muy amable.
ResponderEliminar