29 de junio de 2016

La excitación nerviosa

En condiciones normales nos sentimos mejor cuando nuestro sistema nervioso se encuentra moderadamente alerta y excitado. A nadie le gusta estar ni sobreexcitado ni aburrido. Estando aburridos nos sentimos apagados y no somos efectivos. Para salir de esta situación trataremos de hacer algo, animarnos con alguna actividad, tomar un café, salir a dar una vuelta. En el otro extremo, demasiada excitación del sistema nervioso y nos abrumaremos, nos sentiremos torpes, incapaces de concentrarnos, cansados. Necesitaremos entonces descansar, desconectar mentalmente.

Los estímulos despiertan el sistema nervioso con información que viaja al cerebro. Pueden ser externos o bien originarse en el interior de nuestro cuerpo, en forma de sensaciones físicas o de pensamientos. La información del estímulo se procesa conscientemente pero también de forma inconsciente, de manera que no nos damos cuenta del trabajo que está realizando el cerebro. Como resultado de todo este proceso el organismo alcanza un cierto grado de excitación nerviosa que implica un aumento del metabolismo. Puede venir acompañada de una respuesta fisiológica en el cuerpo y de una serie de emociones.

La excitación nerviosa es mayor cuando la estimulación es nueva o compleja (varias cosas a la vez). A veces podemos acostumbrarnos a la estimulación y otras veces pensamos que no estamos siendo excitados por ella y sin embargo nos sentimos de repente exhaustos porque en realidad sí que la estábamos procesando. Por regla general los estímulos sobre cuya fuente no se tiene control afectan en mayor medida.

A menudo no sabemos cuál es la causa de nuestra excitación, si la novedad, el ruido o todas las cosas que no dejan de pasar por delante de nuestros ojos. También pueden provocarla los pensamientos inconscientes. Todo este procesamiento de fondo tiene como consecuencia la sensación de saturación y fatiga que termina por aparecer.

La gente difiere considerablemente en cuanto a los niveles de excitación nerviosa que experimenta en una situación dada. Hay personas a las que les afecta mucho la música alta, las multitudes, los olores extraños, una iluminación deslumbrante, los bocinazos, el desorden. Lo que parece trivial para la mayoría no lo es para ellas ya que sus sistemas nerviosos se sobreestimulan y se agobian con facilidad.

Jerome Kagan, investigador de la universidad de Harvard, realizó durante décadas numerosos estudios sobre el efecto que tenía la herencia genética en la personalidad humana. A partir de ellos resolvió que por término medio un 20 por ciento de los bebés nacen con un temperamento altamente reactivo a los estímulos externos, sobre todo si son nuevos para ellos. Es decir, en el caso de estos bebés su reacción nerviosa ante la novedad resulta exagerada.

Estos bebes lloran más frecuentemente, duermen peor, a menudo flexionan los miembros y arquean sus espaldas. Tienen un ritmo cardiaco más acelerado, mayor tensión muscular, mayor dilatación de las pupilas, los reflejos de sobresalto son unos milisegundos más rápidos. Sus niveles de cortisol (hormona del estrés) y de norepinefrina (versión del cerebro de la adrenalina) son más elevados. El escáner cerebral muestra que la actividad cerebral es mayor en la amígdala (almacenamiento y procesamiento de reacciones emocionales) así como en las zonas del cerebro relacionadas con el miedo. Son niños que nacen con una amígdala cerebral altamente reactiva, es decir, con un umbral más bajo de excitación ante los cambios inesperados del entorno.

Kagan hizo un seguimiento a lo largo de los años de esos grupos de bebés para confirmar que estas características se mantienen a lo largo de sus vidas y que los convierte en seres más vulnerables ante las adversidades de la niñez, de forma que están más predispuestos a sufrir trastornos relacionados con el miedo. Pero los estudios también están demostrando que estos niños se benefician más que los demás cuando las condiciones en las que se desarrolla su niñez son buenas.

Esos bebés de pocas semanas deben de sentirse sobreexcitados por los estímulos novedosos (casi todos lo son para ellos). La sobreexcitación no es agradable, se produce la sensación de estar fuera de control y el cuerpo advierte de que se encuentra en problemas. La sobreexcitación puede significar peligro aunque un bebé es dudoso que pueda reconocerlo en las primeras semanas de vida. Como un bebé no puede correr ni luchar, es posible que tengamos implantado un sistema para temer dicha sensación de sobreexcitación. Lo mejor es que llore gritando ante cualquier cosa nueva que se le presente, cualquier cosa que lo excite, de manera que los adultos acudan de inmediato a rescatarlo. La mayoría de las veces serán falsas alarmas pero si esta manera de funcionar salva al menos una vida, entonces es un rasgo que tiene sentido en términos evolutivos.

(Extraído del libro La persona altamente sensible, de Elaine Aron)

26 de junio de 2016

Elaine Aron

Elaine Aron es la gurú indiscutible de la alta sensibilidad. Popularizó el término a partir de la publicación del libro La persona altamente sensible, en 1996, y desde entonces ha promovido la idea con sus siguientes libros, artículos en Internet y su participación en charlas y encuentros con personas altamente sensibles.

Es por tanto una persona muy conocida pero al mismo tiempo muy discreta. En la red hay disponible mucho material suyo que resulta de gran ayuda para alguien que esté interesado en estos temas. Pero Elaine Aron no es una figura mediática. Es decir, no la encontraremos dando una charla multitudinaria en TED ni siendo entrevistada en un programa de televisión. No tiene página propia en Wikipedia y sospecho que es porque no quiere tenerla (sí la tienen su libro, el concepto de la alta sensibilidad y su marido, que es conocido pero quizá no tanto como ella). Cuando dice que ella misma es altamente sensible e introvertida está diciendo la verdad.

Por tanto nos faltan datos de ella; por ejemplo, no sabemos la edad que tiene. La nota biográfica en sus libros dice que nació en California, hizo sus estudios aquí y allá, y vive entre Nueva York y San Francisco, donde tiene una consulta psicoterapéutica. Pero sobre todo dedica su tiempo a estudiar los aspectos relacionados con la alta sensibilidad, que son los que a ella personalmente le han marcado.

En cualquier caso no es del todo cierto que no sepamos acerca de ella. A través de sus libros y artículos nos cuenta sus opiniones y la manera en la que se enfrenta a un mundo generalmente hostil hacia la sensibilidad de las personas. La suya es una escritura honesta, de gran calidad, donde se aprecia su motivación de ayudar a la gente.

En el prefacio de su libro más importante comenta cómo llegó a todo esto. Cuando era pequeña se escondía del caos en su familia, y en la escuela evitaba los deportes, los juegos y a los demás niños en general. Dice que cuando conseguía ser ignorada sentía una mezcla de alivio y humillación. Las cosas se fueron complicando según se iba haciendo mayor y ella se refugiaba en los estudios. En la universidad fue peor y se pasaba sus buenos ratos llorando, sin entender lo que le ocurría y tratando de recobrar la calma. Aunque estaba destinada a hacer el doctorado, abandonó sus estudios (tardaría todavía 25 años en comprender lo que le estaba pasando en esos momentos). Conoció a su marido actual y se retiró a una vida muy protegida, dedicándose a la escritura y a la crianza de su hijo. Estaba simultáneamente encantada y avergonzada de no estar "ahí afuera". Era vagamente consciente de sus oportunidades perdidas para aprender, de disfrutar de mayor reconocimiento público de sus habilidades, de conectar con todo tipo de personas. Pero pensaba que no tenía otra opción.

Sin embargo tuvo algún problema de salud del que no se acababa de recuperar. La reacción de su cuerpo y de sus emociones fue tan intensa que se vio obligada a prestar atención de nuevo a ese "defecto" suyo que la convertía en alguien tan diferente. Fue a psicoterapia y tuvo suerte, su terapéuta le dijo: "Por supuesto que te sentías triste: eres una persona altamente sensible". Elaine pensó inicialmente que no era más que una excusa pero no, al parecer, según la experiencia de la terapéuta había grandes diferencias en la tolerancia de la gente a la estimulación y también su interés hacia el significado más profundo de las experiencias. Para ella esta sensibilidad no era un defecto o un trastorno. Al menos eso esperaba, porque ella misma era altamente sensible. Y después añadió con una sonrisa: "Como lo son todas aquellas personas que me motiva conocer".

Elaine Aron pasó varios años en terapia, trabajando en varios asuntos de su infancia. Pero el tema central fue el impacto que había tenido este rasgo. Estaba la sensación de ser alguien defectuoso. El deseo de otros de protegerla a cambio de disfrutar de su imaginación, empatía, creatividad y criterio, cosas que ella misma apenas apreciaba. Y estaba su aislamiento del mundo. Pero poco a poco fue saliendo, hasta convertirse en lo que es hoy, una figura reconocida mundialmente en los temas de la alta sensibilidad.

Aunque es cierto que su reconocimiento es más limitado que otras figuras que disfrutan de mayor proyección en los medios. Los dos libros más importantes de Elaine Aron son La persona altamente sensible y The Undervalued Self (éste sin traducir al español). Ambos son libros muy buenos en los que Elaine Aron ha volcado todo su conocimiento de forma rigurosa. Me gusta hacer la comparación con lo que ha sucedido con dos fenómenos de ventas muy éxitosos, el de Susan Cain y su libro El poder de los introvertidos (que habla en torno a temas parecidos al del primer libro de la Aron) y por otra parte los libros de Brené Brown sobre el poder de practicar la vulnerabilidad (que podría ir en la línea del segundo libro mencionado de la Aron). Desde luego, para mí, no hay color.

Es suficiente con ver los vídeos de las charlas de Susan Cain y de Brené Brown, comprobar cómo medran en sus respectivos negocios relacionados con lo que cuentan en sus libros, así como el número de ejemplares que venden de ellos; es suficiente comprobar todo esto para entender lo que he querido decir con este post.

22 de junio de 2016

Cuestionar la alta sensibilidad

Uno lee La persona altamente sensible, de Elaine Aron, y si se identifica con lo que se cuenta en el libro puede que corra a contárselo al psicólogo o al psiquiatra con el que se está tratando. Pero a veces la reacción de estos profesionales es poco entusiasta.
«Puede que digan que no tiene base científica, que lo consideren como algo ideado con el propósito de escribir un libro de autoayuda que venda bien. Quizá digan que no es nada nuevo: "He aquí una idea que dicen ser nueva pero que en realidad es lo mismo que ya conocemos: introversión, timidez, neurosis...".
»El problema es que no sabes cómo responder a un profesional tan seguro de sí mismo, así que te marchas dudando sobre el concepto de la alta sensibilidad y por tanto de ti mismo, de tu ingenuidad».
Elaine Aron sugiere que se argumente con ellos diciendo que efectivamente no es algo nuevo pero que ella ha investigado más que muchos otros lo referente a este rasgo de la personalidad y que encontró que el mejor término para el mismo era "sensibilidad".
  • No se le puede llamar introversión (social) porque un 30 por ciento son extrovertidos.
  • No se le puede llamar timidez porque el grado de sensibilidad es un rasgo innato, y nadie nace tímido en el sentido de tener miedo a ser juzgado por los demás. Todo el mundo sufre ese miedo a veces y es a través de la experiencia como se convierte en un miedo crónico.
  • No significa ser neurótico porque las personas altamente sensibles con infancias razonablemente buenas no se muestran más ansiosas o deprimidas.
Efectivamente Jerome Kagan [reconocido investigador en Harvard que ha estudiado el efecto de la herencia genética en la personalidad humana, con un seguimiento realizado durante décadas a bebés nacidos con un temperamento más reactivo] nos llama "inhibidos". Pero los altamente sensibles no siempre son inhibidos (no siempre inhiben la conducta) y además ése es un término innecesariamente negativo.

Elaine Aron reflexionó mucho sobre el nombre con el que designar este rasgo. Debería ser lo más neutro posible, sin connotaciones sociales negativas ni positivas, aunque esto resulta imposible. La sensibilidad tiene aspectos positivos porque se la relaciona con estar atento y comprender lo que sucede a nuestro alrededor, y por este motivo los que no son incluidos en este grupo se pueden sentir heridos y excluidos. La palabra sensibilidad también tiene sus connotaciones negativas en la sociedad, dependiendo del ámbito cultural en el que se viva. Nacen tantas mujeres como hombres con este rasgo pero los hombres no se supone que deban ser altamente sensibles mientras que las mujeres sí. Ambos géneros pagan un precio por estos prejuicios sociales (los hombres por la disociación de su propia naturaleza y las mujeres por la dificultad de realizarse más allá de la misma).
«¿Por qué llamarlo sensibilidad? Alrededor de un 20 por ciento de la población (también entre los animales) es más sensible a sus sentidos, medicamentos, estimulantes, situaciones emocionalmente evocativas, etcétera. No es solamente que sus sentidos sean más sensibles sino que tienen una sensibilidad mayor en el procesamiento sensorial, es decir, sus cuerpos y sus cerebros lo procesan todo en mayor medida.
»La desventaja de procesarlo todo tanto es que las personas altamente sensibles se sobrestimulan más fácilmente que otras. Por ello a veces nos sentimos estresados o nerviosos. Pero existen otras ventajas innegables en este rasgo. A menudo somos más concienzudos, creativos y conscientes de lo que sucede a las personas o en las situaciones. Y cuando no estamos sometidos a un gran estrés tenemos mejor salud y somos más felices. Podemos ser más felices porque tenemos tendencia a sentir cada emoción de forma más intensa, incluidas las emociones positivas».
¿Es La persona altamente sensible un libro más de autoayuda?
«El personal médico y psicoterapeuta tiene buenas razones para aborrecer los libros de autoayuda porque algunos se escriben sin la base de una investigación científica y suelen estar motivados por el deseo de hacer negocio. A veces el consejo ofrecido es útil, pero cuando no lo es se desorienta al público e incluso se hace daño si el hecho de leer el libro retrasa la obtención de la ayuda que realmente se necesita.
»Sin embargo, mis libros son diferentes: están fundamentados enteramente en una sólida investigación. No escribo una gran cantidad de artículos científicos así que no soy tan conocida pero lo que he escrito ha sido publicado en los mejores boletines, los cuales repasan cuidadosamente lo que se les envía antes de darlo a la luz. También soy muy cuidadosa con los asuntos en los que los lectores deberían buscar ayuda adicional: la sensibilidad no es la explicación de todos los problemas.
»Por último, nunca me propuse escribir un libro de autoayuda. Sentí que debía hacerlo cuando me di cuenta que mucha gente podría beneficiarse al saber de este rasgo»
Con los médicos el problema suele ser que no tienen tiempo para involucrarse en la complejidad de los problemas derivados de la alta sensibilidad y tienden a recetar medicamentos con demasiada facilidad. Además, los médicos pueden percibir la sensibilidad como algo problemático (más sensibles al dolor, a las medicinas, a los efectos secundarios), es gente que detecta más síntomas, pregunta más y vuelve a la consulta más a menudo. Si tuvieron una infancia difícil también es probable que estén más deprimidos, ansiosos o tímidos, todo lo cual hace que la alta sensibilidad quede asociada en la mente del doctor con problemas emocionales, con neurosis.

Respecto a los psicólogos y los psicoterapéutas, no les suelen gustar las explicaciones de la conducta basadas (en parte) en un rasgo innato heredable. Prefieren disponer de todo el campo libre para tratar de que el paciente progrese, para que dicha mejora no se obstaculice con aspectos de la personalidad que no se pueden cambiar, no les hace ningún favor.

(Extraído de What To Say To The Professionals Who Doubt The Whole Idea Of High Sensitivity del sitio The Highly Sensitive Person.)

19 de junio de 2016

Los dos sistemas de la conducta

Existen dos mecanismos básicos que regulan el comportamiento de los animales y del ser humano para dar respuesta a los instintos de supervivencia y reproducción de la especie.
«El Sistema de Inhibición de la Conducta nos hace parar para comprobar la situación, momento a momento, según va cambiando, para ver si es peligrosa o por contra hay en ella alguna recompensa. Las personas altamente sensibles parecen tener un fuerte sistema de este tipo. Se le dio este nombre porque puede inhibir la conducta durante un tiempo, mientras se reúne más información, o bien completamente, dependiendo de lo que se encuentra. El hecho de que este sistema incluya en su nombre la palabra inhibición hace que parezca que tener un fuerte sistema de este tipo signifique tener un rasgo de inhibición, ansiedad o neurosis, cuando de lo que se trata es de una tendencia a observar el entorno con atención. Por ello siempre he defendido la necesidad de cambiar el nombre y llamarlo Sistema de Pausa para Chequear.
»El otro mecanismo es el llamado Sistema de Activación de la Conducta, el cual se encarga de lo contrario ya que motiva a dar el paso hacia adelante, a explorar lo nuevo y tratar de conseguir cosas buenas. Se corresponde con los tipos de comportamiento atrevidos y fácilmente adaptables a los medios nuevos. Las personas que tienen un fuerte sistema de este tipo serían grandes buscadoras de sensaciones.
»Los dos sistemas son independientes y aunque parezcan incompatibles, se puede ser fuerte en ambos, es decir, hay personas que son altamente sensibles y también son grandes buscadoras de sensaciones. Las personas altamente sensibles comprueban las cosas antes de actuar y tienen la habilidad de detectar sutilezas en el ambiente así como el problema de abrumarse si reciben demasiados estímulos. Si además son grandes buscadores de sensaciones buscarán estímulos nuevos, aunque eso sí, siempre que no haya riesgos y no se saturen. Es decir, nunca serán impulsivos en sus decisiones y se retirarán a descansar quizá antes que los demás, en cuanto hayan tenido suficiente».
En el libro La persona altamente sensible Elaine Aron cuenta un pasaje que ilustra muy bien esto. Son dos hermanos mellizos pequeños, un chico altamente sensible que es muy receptivo al entorno y su hermana, que no lo es tanto. Como cada mañana acuden a la escuela. Cuando entran en clase la hermana ve lo mismo que ayer, el mismo maestro, los mismos compañeros. Corre a jugar con ellos. El hermano, sin embargo, nota que el profesor está de mal humor, uno de los niños parece enfadado y hay unas bolsas en la esquina de la habitación que antes no estaban. Tiene dudas y decide que lo mejor es tener cuidado por lo que decide no unirse al juego de momento.

(Extraído de Ignored No Longer: New Interest in Us, New Theories about Us en el sitio The Highly Sensitive Person.)

15 de junio de 2016

Confundir sensibilidad con introversión

Al parecer, en las sociedades occidentales, al menos un 30 por ciento de la gente se considera a sí misma socialmente introvertida (dato que aporta el libro Quiet, de Susan Cain). Por otra parte las personas altamente sensibles constituyen alrededor del 20 por ciento de la población (según Elaine Aron); pero no todas ellas son introvertidas, solamente un 70 por ciento de ellas lo son (de nuevo según Elaine Aron). De lo cual se deduce que los introvertidos que además son altamente sensibles formarían el 15 por ciento del total de la población.

Es decir, de todos los introvertidos que existen, solamente la mitad serían altamente sensibles.

Parece claro que la alta sensibilidad aporta una mayor probabilidad de convertirlo a uno en un introvertido por la sobreexcitación a la que puede exponerlo el contacto con la gente (con la consiguiente preferencia a evitar socializarse).

¿De dónde procede por tanto la otra mitad de introvertidos? Quizá de haber tenido malas experiencias a una edad temprana (y por tanto su introversión sea consecuencia del miedo a ser rechazado) o bien sencillamente porque no se tiene la necesidad innata de buscar estímulos gratificantes en los demás (puede que la persona no sienta una gran necesidad de dichos estímulos o quizá sí, pero los encuentre en actividades que realice por su cuenta, sin necesidad de socializarse).

Para Elaine Aron es muy importante no confundir los términos: una cosa es ser socialmente introvertido y otra diferente es ser altamente sensible. Es una cuestión de rigor científico pero también moral porque mezclar los conceptos puede entorpecer la tarea de alguien que trata de conocerse a sí mismo.

Elaine Aron se alegra de la repercusión tan grande que ha tenido el libro Quiet de Susan Cain (traducido al español con el título El poder de los introvertidos) pero se lamenta de que su trabajo vuelva borrosa la diferencia.
«Compartí con ella todo lo que sé [cuando vino a entrevistarme para su libro] y en el proceso le pedí que por favor no confundiera la introversión con la sensibilidad. Pero el libro los confunde. Su concepto de introversión a lo largo del libro es casi idéntico a lo que se ha convertido en la definición estándar de la alta sensibilidad: tendencia a pensar con profundidad y a procesar lentamente, sensibilidad a los estímulos, reactividad emocional, necesidad de tiempo para estar solo. Mientras que por otra parte las definiciones habituales de la introversión se centran básicamente en el aspecto social.
»El problema en realidad no es de Susan Cain. Ella admite no ser una científica y dice que lo que hace es estudiar un fenómeno cultural (lo que la gente piensa sobre aquéllos a los que se llama introvertidos)».
Elaine Aron está siendo amable con la autora del libro pero sabe que lo que hace Susan Cain es simplificar y ponerlo todo al servicio de la idea del libro que tiene en mente: "El poder de los introvertidos". Es un ensayo muy bien documentado y escrito pero se nota su voluntad de vender autoafirmación positiva a toda costa. Y para ello recurre a todo lo positivo que tiene el rasgo de la alta sensibilidad sin querer distinguirlo de la introversión. Le conviene plantearlo así.

¿Qué sucede con los introvertidos que no son altamente sensibles? (Los que por ejemplo no tienen una vida interior especialmente rica, no son muy emocionales, toman decisiones con bastante facilidad...) No se verán bien retratados en la imagen de los introvertidos que se da en este libro. Probablemente habrán sufrido como la mayoría de introvertidos por no cumplir con el ideal extrovertido que domina la sociedad actual y quieran de alguna manera redimir su condición con todo lo bueno sobre ellos que se cuenta en el libro. Pero si no son altamente sensibles no podrán beneficiarse de ello. Y aunque lo sean, puede que su introversión tenga orígenes no tan inocuos, que esté más relacionada con el miedo social, y en tal caso la solución a la baja autoestima requiera de algo más que decirse a uno mismo: "tú también puedes". En estos casos el empoderamiento autosugestivo puede resultar frustrante y motivo de retraso en el tipo de ayuda que se necesita realmente.

Dice Elaine Aron:
«Cuando empezaba a estudiar la sensibilidad yo también pensaba que sería lo mismo que la introversión. Pero lo que los investigadores y la gente normalmente entiende por introversión es introversión social: no hablar mucho, que no guste conocer a gente nueva. Es una manera sencilla de clasificar utilizando lo que se ve. Pero se pierde lo que sucede por dentro».
Quizá habría que empezar por allí, por tratar de entender lo que sucede por dentro.

(Extraído de Time Magazine: "The Power of (Shyness)" and High Sensitivity en el sitio Psychology Today.)

12 de junio de 2016

Alta sensibilidad e introversión

Elaine Aron dice que clarificar la diferencia entre la sensibilidad y la introversión es algo que hace continuamente. No es lo mismo ser altamente sensible que ser socialmente introvertido. La confusión se produce porque a veces el ser introvertido se asocia a una persona que reflexiona profundamente, gusta de las conversaciones con sentido y necesita mucho tiempo de descanso. Efectivamente esto coincide con lo que se entiende como altamente sensible. Pero la cuestión es que más habitualmente la introversión se asocia con el grado de sociabilidad de una persona y entonces resulta del todo incorrecto confundir los términos. Entre otras cosas porque Elaine Aron descubrió que solamente un 70 por ciento de los que son altamente sensibles son socialmente introvertidos, mientras que el 30 por ciento restante es extrovertido.
«Normalmente se asocia la introversión y la extroversión con la sociabilidad, es decir, hasta qué punto tienes un círculo amplio de amigos y disfrutas conociendo a gente y socializándote en grandes grupos. Pues bien, esto tiene poco que ver con la alta sensibilidad, la cual se encuentra a un nivel más profundo. Es un rasgo innato. El grado de sociabilidad seguro que es heredable, pero el rasgo heredado no es la sociabilidad en sí misma. Llevar falda es también altamente heredable pero no hay un gen para ello. Es altamente heredable porque el género lo es y las faldas normalmente las llevan las mujeres. De la misma manera, la baja sociabilidad se asocia mucho con la sensibilidad porque muchas personas que nacen siendo altamente sensibles se vuelven introvertidas para evitar la sobreestimulación que pueden provocar las interacciones sociales, especialmente si se teme el juicio social debido a malas experiencias pasadas. Pero hay investigación considerable que demuestra que la sensibilidad es el rasgo más básico y el grado de sociabilidad algo que se adquiere».
El nivel de excitación del sistema nervioso se eleva cuando nos encontramos con una cara nueva. Sentir la mirada de otra persona en nosotros produce una activación nerviosa que dependiendo del umbral de sensibilidad puede resultar desagradable, algo que se prefiere evitar. Por tanto no es de extrañar que la mayoría de los niños altamente sensibles terminen siendo socialmente introvertidos.
«Sin embargo algunas personas sensibles adoptan otra estrategia desde pequeños. Para ellos, estar entre gente no resulta tan excitante para el sistema nervioso (aunque en último término toda persona sensible que es extrovertida necesita descansar). En mis entrevistas encontré que los extrovertidos sensibles a menudo habían crecido en una comunidad pequeña o en un barrio en el que todos se conocían. Muchos de ellos habían tenido infancias buenas y se habían sentido seguros en sus familias, convirtiéndose así en personas más seguras socialmente»
Por tanto factores ambientales pueden favorecer la sociabilidad de un niño altamente sensible. De forma adicional también podrían intervenir factores genéticos diferentes de la alta sensibilidad. Existe el impulso de lo que se conoce como tendencia a buscar sensaciones nuevas, un rasgo genético diferente. Al parecer, uno puede ser altamente sensible pero a la vez ser un gran buscador de sensaciones y como la gente es una fuente importante de sensaciones, una persona altamente sensible puede de esta manera desarrollarse como socialmente extrovertida.
«El caso es que hasta ahora los nombres para los rasgos de carácter han estado determinados por nuestras descripciones de cómo se comporta la gente. Pero ahora estamos empezando a descubrir más acerca de los genes responsables de los comportamientos que observamos. La genética que se esconde tras la extroversión probablemente esté más relacionada con una tendencia general a buscar nueva estimulación para lograr experiencias que recompensen, siendo la gente una de las fuentes de más potentes para ello. A este rasgo se llama búsqueda de grandes sensaciones. Alta sensibilidad y búsqueda de grandes sensaciones son una nueva generación de términos, basados menos en comportamientos observables y más en evolución y genética».

8 de junio de 2016

Cuestión de receptividad al entorno

Elaine Aron resume en este artículo un estudio sobre el rasgo de la personalidad sensible entre los animales. Al parecer lo que gobierna el comportamiento de los animales más sensibles es una mayor receptividad a su entorno. En esencia estarían mucho más atentos a lo que les rodea y a su propio estado, y actuarían conforme a toda esta información.
«Cuando se presenta una situación nueva en la que es posible elegir la respuesta, los individuos receptivos la estudian y responden de acuerdo a lo que pueden detectar en ella o recordar de una situación similar pasada. En la próxima ocasión harán lo mismo, intentando averiguar lo que funciona en ese momento o adaptando lo que hicieron en el pasado».
Una de las razones por las que la evolución nos ha dotado a algunos de una mayor receptividad es la de tener la posibilidad de detectar los peligros a tiempo. Para ello es necesario comprobarlo todo porque cuando algo se ve por primera vez no se sabe si se trata de una amenaza. Se produce por tanto un estado de mayor vigilancia. Pero según Elaine Aron este estado de mayor vigilancia tiene también su razón de ser evolutiva en el hecho de que nos aprovechemos mejor de los recursos existentes en el entorno, recursos que los menos receptivos pasarían por alto. Es por ello que los receptivos son minoría pues de lo contrario este rasgo dejaría de ser una ventaja evolutiva.
«Por contra los llamados atrevidos se enfrentan a lo que les parece ser una circunstancia nueva de una manera más aleatoria en lugar de estudiar detenidamente lo que tienen delante. Son de los que se dicen: "¡A por ello!" Podría parecer temerario pero no siempre lo es porque en ciertas situaciones no hay nada que estudiar al ser las mismas impredecibles. Los no tan receptivos son inteligentes y aprenden bien, pero lo hacen de manera diferente.
»Los que son muy receptivos tienen un coste energético mayor por el procesamiento continuo de la información y ello hace que se saturen antes. Cansados, se retiran y puede que pierdan oportunidades con respecto a los otros.
»Además tienen mayor riesgo de aprender erróneamente, es decir, de interpretar situaciones actuales según las experiencias pasadas, cuando quizá la realidad de una y otra no tenga ya nada que ver. En estos casos comportarse aleatoriamente sin considerar el pasado puede ser bastante más ventajoso».
(Extraído de Appreciating Sensitivity :We're Simply More Responsive en el sitio The Highly Sensitive Person.)

5 de junio de 2016

Dos tipos de personalidad en animales

Entre los animales se aprecia con claridad la existencia de dos tipos de personalidad. Una de ellas es siempre minoritaria y en los estudios se les suele llamar "tímidos" (en contraposición a los otros, los "atrevidos").

En un experimento se pretende capturar peces de un estanque empleando trampas. La trampa tiene un aspecto extraño, los peces de ese estanque no han visto jamás algo parecido. Algunos de ellos caen en ella atraídos por la novedad y el cebo mientras que a otros es imposible pescarlos así y para ellos hay que preparar otro tipo de trampa más sofisticada.
Una vez en el laboratorio se observa que los peces que fueron capturados en primer lugar (los atrevidos) enseguida empiezan a alimentarse con normalidad mientras que a los otros (los tímidos) les cuesta más tiempo adaptarse.

(Por cierto, Elaine Aron suele llamar la atención respecto a los nombres utilizados en este tipo de experimentos. ¿Por qué no llamar "inteligentes" a los peces tímidos que no cayeron tan fácilmente en la trampa, e "ingenuos" a los peces atrevidos que sí lo hicieron?)

En otro experimento hay dos estanques y en uno de ellos pececillos de la especie guppy conviven con lucios (depredador natural suyo) mientras que en el otro no existe ninguna amenaza. Al cabo de unos cuantos años en los que se ha dado tiempo a que se sucedan varias generaciones, los que nadan en el estanque sin peligro terminan por convertirse en peces atrevidos mientras que en el estanque con depredadores se vuelven tímidos. Si se trasladan los lucios al otro estanque y se espera el tiempo suficiente (unos veinte años según el estudio, lo que equivale a unas cuantas decenas de generaciones), el estanque de los guppy atrevidos se habrá convertido en el de los tímidos y viceversa.

Sucede por herencia genética. Dependiendo del entorno un tipo u otro de personalidad tiene mayores probabilidades de reproducirse. Si el entorno está libre de peligros los atrevidos toman la delantera y son los que más descendencia tienen. Si hay peligros entonces los tímidos tienen mayores posibilidades de permanecer con vida más tiempo y por lo tanto son ellos los que transmiten sus genes a las generaciones futuras.

(Información extraída del libro Quiet, de Susan Cain)

1 de junio de 2016

La persona altamente sensible

Una persona "altamente sensible" o con alta "Sensibilidad de Procesamiento Sensorial" (SPS) es alguien que dispone de un rasgo de personalidad caracterizado por la hipersensibilidad a estímulos externos, mayor profundidad de procesamiento cognitivo y gran tendencia a reaccionar emocionalmente. Estos términos fueron popularizados por Elaine Aron a mediados de los años 90.

Las personas con alta SPS constituyen entre un 15-20 por ciento de la población. Estos individuos procesan la información sensorial (física, emocional, social) más profundamente debido a la naturaleza de su sistema nervioso central.

Elaine Aron y sus colegas consideran que una alta SPS no es en absoluto un trastorno, y sin embargo el rasgo se ha relacionado con dificultades y con la interiorización de problemas durante la niñez, y algunos aspectos de la alta sensibilidad han sido vinculados a la ansiedad y la depresión en adultos.


Atributos y características

Las personas con alta SPS reaccionan más a estímulos como el dolor, el consumo de cafeína, el hambre, la violencia en los medios de comunicación, ruidos, etcétera. Estos individuos se sobreestimulan fácilmente porque tienen un umbral de sensibilidad más bajo y procesan los estímulos cognitivamente con más profundidad que los demás. Como resultado pueden reaccionar más rápidamente al estar en todo momento al tanto de lo que ocurre en su entorno. El rasgo también puede contribuir a un comportamiento más precavido al ser más conscientes de posibles riesgos.

Entre las consecuencias negativas pueden encontrarse altos niveles de estrés, facilidad para saturarse, índices superiores de ansiedad y depresión, problemas para dormir y de salud física en general.

Según algunos estudios las ventajas de la alta sensibilidad son más habituales en gente que ha disfrutado de un entorno que ha sabido apreciar dicho rasgo (cultivando la afectividad, la sensibilidad estética, etc.). Estos individuos tienden a experimentar un aumento de emociones positivas como respuesta a estímulos gratificantes y suelen conseguir una mayor puntuación (en los modelos de personalidad) en la tendencia a estar abierto a nuevas experiencias.

Comparativa de estrategias "altamente sensible" frente a "no altamente sensible":
Receptividad a estímulos -- Comportamiento rutinario
Procesar información antes de actuar -- Actividad motora rápida, eficiente
Vigilancia callada -- Exploración
Evitación de sobrestimulación -- Búsqueda de estimulación
Más procesamiento -- Más actividad motora
Tímido -- Atrevido
Sedentario -- Andador
Consejero -- Guerrero
Parar antes de actuar -- Actuar primero
Hacerlo una vez pero hacerlo bien -- ¡A por ello!
Mirar antes de saltar -- Al que madruga Dios le ayuda

Implicaciones prácticas para las personas

Se ha comprobado que a las personas altamente sensibles les afecta más el entorno emocional y afectivo, tanto el positivo como el negativo.

El procesamiento profundo y su mayor receptividad a estímulos tanto positivos como negativos motiva el aprendizaje y a menudo permite responder de manera más exitosa en futuras situaciones similares. Sin embargo, estas cualidades son interiores y no se manifiestan claramente como comportamientos observables desde el exterior; por ello, no es extraño que cuando se encuentran en dificultades se les considere neuróticos, tímidos, inhibidos, antipáticos o faltos de inteligencia.

Así como responden peor a influencias negativas también se han reconocido las ventajas de la alta sensibilidad en circunstancias positivas, tanto para la sociedad (mayor receptividad a las necesidades del prójimo, establecimiento de relaciones de cooperación y confianza) como para el propio individuo (apego firme del niño si los padres crean con él un vínculo seguro, logros académicos como resultado del cultivo de la sensibilidad del niño, comportamiento social activo y satisfacción general respecto a la vida proveniente de unas circunstancias vitales buenas).

La alta sensibilidad se confunde a menudo con una conducta social reticente y ello ha propiciado la falta de aceptación social y el que sea considerada una anomalía, al menos en la cultura occidental. Esta falta de aceptación social y cultural se añade al miedo de estas personas a la evaluación social negativa y todo ello puede provocar en ellas una baja autoestima.

En entornos médicos, las personas altamente sensibles pueden parecer más ansiosas que las que no lo son, y puede que tengan menor tolerancia al dolor, mayores efectos secundarios, todo ello referente a la sensibilidad fisiológica.

Como estudiantes tienden a quedarse con las sutilezas durante el aprendizaje y los que observan sin participar pueden ser etiquetados de forma errónea como tímidos o temerosos. Como se ponen nerviosos con mayor facilidad se comportan peor cuando son objeto de atención.

En el trabajo, las personas altamente sensibles son típicamente concienzudas, leales, orientadas a la calidad y al detalle, intuitivas y a menudo dotadas de talento. Sin embargo, como generalmente evitan la estimulación externa, pueden ser menos sociables con los compañeros, que no les guste autopromocionarse y que rindan menos cuando son observados para su evaluación.


Principios subyacentes

Bases evolutivas

La rasgo de la SPS que define a la persona altamente sensible se explica por el desarrollo evolutivo en diversas especies de animales de dos tipos de personalidad, las cuales se corresponden con estrategias de supervivencia diferentes. Una de ellas es "parar antes de actuar" (permitir a los procesos neuronales considerar la información relativa a la supervivencia que hay en el entorno) y la otra "actuar primero" (para responder rápidamente a las oportunidades y descubrir cosas relevantes para la supervivencia a través de la exploración motora). Los seres humanos están entre otras más de 100 especies en las que se han descubierto individuos que muestran una receptividad diferente a estímulos de su entorno.

Siendo más receptivos al medio, los organismos con alta SPS tienen más información sobre las oportunidades (comida, pareja, alianzas sociales) y las amenazas (depredadores, pérdida de estatus, competidores) y por lo tanto pueden estar mejor preparados para responder a situaciones o fenómenos incipientes. Esta estrategia de supervivencia es efectiva mientras los beneficios sean mayores que los costos (mayor demanda cognitiva y metabólica). Además, para que pueda ser una ventaja, los poseedores de este rasgo deben ser siempre una minoría.

Bases psicológicas

Investigaciones tempranas confirmaron que una alta SPS incrementaba la relación entre influencias ambientales negativas (por ejemplo una niñez problemática) y un desarrollo afectivo-emocional negativo (por ejemplo la timidez en el adulto). Pero también la relación entre influencias ambientales positivas y la posterior afectividad positiva. Es decir, la alta SPS innata hace que las personas altamente sensibles reaccionen más, para bien y para mal.

Bases neuronales

Se han empleado técnicas de imagen por resonancia magnética para comprobar si efectivamente se produce una actividad neuronal más fuerte en ciertas regiones del cerebro en respuesta a estímulos sociales tanto positivos como negativos. Se encontró mayor actividad en regiones del cerebro dedicadas a la atención, empatía, procesamiento cognitivo de orden superior, planificación de acciones en respuesta a personas cercanas (particularmente a sus emociones positivas), integración de información sensorial, creación de significado emocional, procesamiento de la existencia del otro, del sistema de neuronas espejo y la consciencia de uno mismo.

Bases genéticas

La sensibilidad de procesamiento sensorial es sustancialmente innato (de origen genético), en contraposición a lo aprendido (de origen ambiental). En estas personas se han detectado variantes genéticas que favorecen una menor disponibilidad del neurotransmisor serotonina en el cerebro así como diferencias en la tendencia a liberar dopamina y otra serie de neurotransmisores en determinadas circunstancias.


Distinciones

La SPS puede dar lugar a la introversión, la inhibición o la timidez, aunque no necesariamente. En cualquier caso la alta sensibilidad es diferente de estas otras características de la personalidad ya que se sitúa a un nivel más profundo del carácter y resulta de una condición heredada genéticamente. Además, mientras que algunas de estas consecuencias pueden considerarse trastornos, una alta SPS no lo es.

Las personas con algún trastorno autista pueden ser confundidas con las altamente sensibles pero no tienen nada que ver. La confusión se produce por las conductas socialmente evitativas que se pueden dar en ambos casos. Sin embargo, mientras que los autistas tienen dificultades para percibir e interpretar la información social y emocional, en las personas altamente sensibles sucede justo lo contrario, están muy al tanto de las mismas y se relacionan bien una vez logran la confianza en el trato.


Incidencia en otras especies

Aunque el término "alta sensibilidad" se usa para describir lo que ocurre a los humanos, algo parecido a este rasgo está presente en más de 100 otras especies. Mientras que algunos animales son sensibles a estímulos específicos, parece que otros muestran una sensibilidad, plasticidad o flexibilidad más amplia, lo cual se correspondería con lo que nos ocurre a nosotros.


(Extraído de la Wikipedia, Highly sensitive person.)