4 de septiembre de 2016

Somos más emocionales

En este artículo Elaine Aron comenta que están tratando de que les publiquen un artículo científico sobre la mayor vulnerabilidad de las personas altamente sensibles, tras haber sufrido una niñez problemática, a la timidez, depresión y ansiedad. Al parecer también quieren demostrar con el estudio que la timidez en las personas altamente sensibles parece consecuencia de sentimientos negativos, ansiosos y depresivos. Añade que las personas altamente sensibles con infancias buenas no eran más proclives a desarrollar timidez, ansiedad o depresión durante la edad adulta.

En definitiva, demuestran una vez más que no hay un rasgo de carácter básico que nos condene a la timidez, la ansiedad o la depresión, sino que éstas son cosecuencia de factores ambientales entre los que tienen una influencia capital los vividos durante la infancia. El hecho de que los niños altamente sensibles sean más vulnerables (y por tanto que haya más de ellos entre los que tienen problemas) provoca la confusión entre el rasgo (una sensibilidad mayor) y el problema desarrollado (la timidez, la ansiedad o la depresión).

Pero los revisores se mostraban reacios a la publicación de estos artículos científicos. La cuestión es que es difícil saber acerca del pasado de una persona por otros medios que no sean su propio testimonio, y se sabe que una persona que se siente mal tenderá a calificar su infancia como infeliz.
Por ello, para reforzar sus argumentos, propusieron al equipo de Elaine Aron que hicieran un experimento en el que quedara patente cómo una mala experiencia afectaba emocionalmente más a un altamente sensible que a otro que no lo fuera (de lo que se podría inferir que en la infancia ocurre exactamente lo mismo).
«En una clase de 160 alumnos de universidad hicimos un test para saber quiénes eran altamente sensibles, y después, el mismo día, en lo que aparentaba ser un estudio diferente, les pasamos varios cuestionarios: el primero sobre gustos artísticos, el segundo sobre conocimiento de la historia deportiva, el tercero sobre la habilidad para el razonamiento práctico y el cuarto sobre la personalidad. Los dos primeros y el cuarto eran iguales para todo el mundo pero no así el tercero. Sin decirles nada, la mitad de los alumnos recibieron un test de habilidad en el razonamiento prácticamente imposible de resolver de lo difícil que era, mientras que la otra mitad recibió un test muy fácil de solucionar para que fuera completado sin problemas en el tiempo asignado para el mismo.
»Los test fueron distribuidos de manera que al que se le daba uno de tipo difícil, tenía justamente al lado a alguien a quien se le había proporcionado el test fácil. De esta manera los alumnos con la prueba difícil se daban cuenta de cómo le estaba yendo al compañero de al lado, que había terminado pronto mientras que ellos no tenían forma de completarlo.
»El último test, el de personalidad, era también sobre el estado de ánimo porque algunas preguntas trataban de cómo se sentían habitualmente y otras sobre cómo se sentían justamente en ese momento. Al acabar los tests se les explicó el experimento a los alumnos y se les comunicó claramente que nada de lo que habían hecho tenía que ver con sus aptitudes de razonamiento.»
Los resultados del experimento fueron los siguientes:
«Los altamente sensibles que habían hecho los tests difíciles y que por tanto habían descubierto que tenían menos habilidad para razonar que sus compañeros, contestaron en los test de estado de ánimo que se sentían muy mal. Mucho peor que los no altamente sensibles en la misma situación.
Pero los altamente sensibles que decubrieron que lo hacían mejor que sus compañeros se sentían mucho más felices que los no altamente sensibles en la misma situación. Estos resultados no dependían del hecho de que la persona estuviera generalmente deprimida o fuera ansiosa.»
Es decir, la conclusión es la siguiente: las personas altamente sensibles se habían sentido más afectadas emocionalmente como consecuencia de descubrir que estaban por debajo de lo normal en habilidad de razonamiento. Lo cual sugería que las malas experiencias en la niñez tendrían un efecto similar en ellos. Pero también, por supuesto, el reverso: que los altamente sensibles que lo hicieron mejor se sintieron también mucho mejor.
«Somos "más emocionales" que otros. Los humanos tenemos que evaluar cada situación para considerar si es buena, interesante, deseable, peligrosa, triste, etcétera. Si la situación tiene aspecto de ser algo de eso, se procesa aún más. Y este procesamiento adicional puede derivar en más emoción aún. Es decir, la emoción motiva el procesamiento y el procesamiento a menudo lleva a más emoción. Como los altamente sensibles lo procesan todo más, necesariamente tienen que ser más emocionales.
»Los alumnos del experimento que descubrieron que eran peores que sus compañeros debieron de empezar a procesar de esta manera: "Realmente me costó hacer esto, mira cómo lo hicieron los demás, realmente soy torpe con el razonamiento práctico, voy a sacar malas notas, no voy a ser capaz de seguir mi vocación, mi trabajo será mediocre, no seré capaz de atraer a la persona que quiero, ni siquiera seré capaz de casarme y tener hijos, etcétera, etcétera." Por supuesto, no hay duda de que se sentían abatidos y ansiosos. Y si no se les hubiera advertido de la trampa del experimento, quizá hubieran cambiado de planes para sus vidas, algo que los no altamente sensibles ni se hubieran molestado en hacer.»
Elaine Aron hubiera deseado esperar unos cuantos días sin decirles nada para ver cómo este efecto sobre sus ánimos evolucionaba en el tiempo, pero no era posible, no hubiera sido ético mantener a todos esos alumnos engañados tanto tiempo. Pero Elaine apostaría a que los altamente sensibles lo hubieran superado, gracias al procesamiento extra que hacen. Ella cree que, con tiempo, los altamente sensibles llegan a gestionar mejor las emociones porque son capaces de ponerlo en perspectiva: "quizá no sea tan malo como parece, quizá es parte de la condición humana, un reto que hay que encarar". Por supuesto, para ponerlo en prespectiva y gestionar las emociones adecuadamente, además de tiempo, necesitamos un nivel mínimo de autoestima, algo que suele verse afectado durante la vida a causa de una niñez problemática.


(Extraído de HSPs Have Stronger Emotional Reactions del sitio The Highly Sensitive Person.)

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