Las personas altamente sensibles tienden a ser perfeccionistas. Según Elaine Aron existirían dos razones diferentes para ello. La primera de ellas no es muy buena y tiene que ver con el miedo a cagarla.
«La primera razón, es que no nos gustan nada las sorpresas desagradables [porque reaccionamos más a nivel emocional y tendemos a sufrir más por ello]. No nos gustan las críticas, cometer errores, hacer daño a alguien o que por nuestra culpa algo vaya mal. Para evitarlo, planificamos, gestionamos y hacemos las cosas perfectamente. Funciona hasta cierto punto y puede ser altamente satisfactorio. Pero como no podemos controlar todas las eventualidades nunca es suficiente y la ansiedad puede hacer acto de presencia.
»Por lo tanto el motivo "preocupación" para el perfeccionismo debería ser refrenado recordando que nunca agradaremos a todo el mundo, siempre cometeremos errores y no podemos controlar el destino».
Por otra parte también es verdad que hay un cuidado especial en hacer las cosas bien por el hecho mismo de que queden bien, por el placer de hacerlas con calidad.
«La segunda razón para el perfeccionismo es que concebimos la manera en la que algo puede hacerse perfectamente y en consecuencia tratamos de lograrlo, siendo su consecución una gran fuente de placer.
»Sin embargo, cualquier cosa que proporciona un chute de gratificación puede ser adictiva, y lo que es adictivo puede llevarnos a lo contrario. Es decir, al principio lo hacemos por placer y después para evitar el dolor de no disponer de ese placer. Es lo que sucede con la adicción a las drogas, el tabaco o el alcohol. También con las adicciones buenas como ir a correr todos los días. Al principio dicen que lo hacen porque se sienten fenomenal con el ejercicio diario pero pasados unos meses quizá les oigas decir que tienen que correr todos los días porque si no no se sentirán bien.
»Si sientes que no te sientes bien a no ser que lo hagas perfectamente entonces eres un adicto al perfeccionismo. Aunque que seas un adicto no significa que lo debas abandonar. La clave está en la práctica moderada y consciente».
(Extraído de
Some Thoughts on Perfectionism en el sitio
The Highly Sensitive Person.)
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