2 de octubre de 2016

Los complejos

(Watch Out for Those Touchy, Treacherous, Hurting Complexes, artículo de Elaine Aron traducido del sitio Psychology Today.)

Entender los complejos es una de las herramientas psicológicas básicas que necesitamos para vivir la vida (la mayoría de estas herramientas son tratadas en el libro The Undervalued Self). Nos permite comprender muchas cosas. Todos tenemos complejos. Según Jung, son los bloques con los que se ha construido nuestra personalidad, la mayoría de ellos en torno a viejos traumas.

El trauma psicológico se produce a partir de sentimientos insoportables que amenazan con romper el sentido que tenemos de nosotros mismos, para lo cual dichos sentimientos son disociados y enviados fuera de la consciencia. Un complejo contiene todos los pensamientos, sentimientos, recuerdos, sensaciones y, sobre todo, autoprotecciones, conscientes e inconscientes, innatos y aprendidos, que están asociados con el trauma. Cualquier cosa nueva que parezca asociada al complejo (un comentario, persona, lugar, olor) nos traerá consigo el paquete completo. De repente te estás comportando como si estuvieras de nuevo allí, y no aquí y ahora.

Freud nos habló del complejo de Edipo, desarrollado a veces en torno al miedo de un niño de provocar celos en su padre, pero esto es sólo la punta del iceberg. Puedes tener complejos por casi cualquier cosa: un complejo de confianza por haber sufrido una traición en el pasado, o un complejo en torno a traumas relacionados con tu género, raza, preferencia sexual, o un complejo respecto al dinero, el éxito a cualquier precio, sobre la separación y la pérdida, abandono, Dios, y por supuesto la Madre. Fue nuestra primera relación, cuando estábamos indefensos. Todos tenemos algún tipo de complejo de madre.

Un complejo te ayuda a evitar el horroroso dolor emocional proporcionándote señales de peligro a partir de cualquier cosa que se parezca al trauma original. Es muy conservador, prefiere evitar retraumatizarse a arriesgar una nueva perspectiva sobre el suceso. Además, como el material guardado en un complejo es tan doloroso, mucho del mismo permanece en el subconsciente y no nos damos cuenta del mismo al tiempo que nos complica la vida. (Él se pone loco de celos y en consecuencia ella se cansa de él y efectivamente lo deja por otro.) Se puede convertir en algo así como un agujero negro, tragándose más y más de tu vida.

Una de las tareas esenciales de la vida, si quieres ser una persona consciente, es traer tus complejos a la superficie. No siempre podrás prevenir que se activen, pero puedes aprender a pasar menos tiempo en ellos.

Otra razón para tratar de entender los complejos es la de saber qué es lo que está pasando cuando otra persona está en uno de ellos. La gente se vuelve más emocional, la voz estridente o intensa. Oyes amenazas y predicciones terribles. Se emplean las palabras "siempre" y "nunca". Una actitud a la defensiva. Si puedes ser involucrado, una parte del complejo se proyectará sobre ti, porque los complejos tienen siempre dos polos, hay dos roles que desempeñar (víctima y dominador, ignorante y sabio, enfermo y sano). Puedes ser culpado, juzgado, advertido o descrito de forma desconcertante. Con gente muy racional, una conversación se vuelve debate y después un monólogo destinado a demostrar que estás equivocado. Sobre todo, te sientes succionado a un drama, tratado como un personaje en una obra, que no eres tú. Te has vuelto invisible. Quizá pensaste que importabas a esta persona pero ahora no lo parece.

Si el que está en un complejo eres tú, puede que te asombres al verte a ti mismo haciendo todo esto.

¿Qué hacer? Ya hablaré en otro momento sobre ti y tus propios complejos. Con otra persona que esté en un complejo, primero de todo, nunca discutas: esta persona se encuentra en un estado de pánico completamente inconsciente. Tampoco le des la razón y si el silencio te crea problemas trata de decir algo amable pero fuera del tema. "Eso me recuerda a lo mucho que me gustó tu presentación de ayer". Si nada funciona y si no es una relación que te importe, pide excusas y sal de la escena rápido.

Si la persona te importa las cosas se pueden complicar. De nuevo, trata de no discutir o de que te sientas dañado o te pongas a la defensiva tú mismo. Tendrás que hablar de lo sucedido cuando la persona ya no esté en el complejo. "Me pregunto qué es lo que pasó la noche pasada en la cena, parecías muy disgustada". Por supuesto, pisas sobre terreno resbaladizo simplemente por traer de nuevo a colación el tema, pero debes hacerlo.

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