9 de octubre de 2016

Más reflexiones en torno a la herida sin nombre

(More Thoughts on the Wound with No Name -First Aid, artículo de Elaine Aron traducido del sitio Psychology Today.)

"La herida sin nombre" es mi entrada favorita en este blog (Attending to the Undervalued Self, en Psychology Today), quizá porque por la cantidad de comentarios que ha recibido puedo ver cuánta gente se ha sentido conmovida al leerla, o porque expresa algo sobre quién era yo antes de recibir la ayuda adecuada.

Naturaleza y aprendizaje, genes y ambiente: los dos componentes de nuestro bienestar emocional. Cuando hablo de ayudar a las personas altamente sensibles, hablo de genes. Pero estoy igualmente dedicada a la parte aprendida, a aquellas personas dañadas tempranamente por su entorno. (De ahí el libro The Undervalued Self, que pretende reproducir el proceso de una terapia profunda y de calidad para aquellos que no puedan acceder a una.) Por supuesto, la combinación de la alta sensibilidad con un entorno difícil en la niñez es la más difícil de todas de sanar, aunque los altamente sensibles aparentemente son capaces de beneficiarse más de cualquier buena ayuda que reciban de adultos, así como de las cosas buenas que vivieron durante su niñez.

Algunas personas desearían que dijera algo más sobre qué hacer con esta herida. Escribí un párrafo sobre esto en el post (reproducido debajo) pero me doy cuenta de que es desalentador ya que enfatiza el hecho de que no hay respuestas sencillas.
Las reparaciones rápidas no funcionan cuando el daño es profundo. Una terapia corta puede aliviar síntomas, pero en el largo plazo no sirve de mucho. La gente con estos antecedentes ha desarrollado una defensa psicológica primitiva: el protector-perseguidor (lo describo en el libro The Undervalued Self). Su objetivo es "nunca jamás". Nada de crecer, de cambiar, ni de cercanía a los demás: podría significar encontrarse de nuevo con el insoportable dolor del rechazo en la niñez. Años y años de terapia pueden ayudar, si se acude al terapeuta adecuado, pero pocos pueden permitírselo.
Incluso cuando alguien con una herida profunda describe una transformación maravillosa, a menudo ha sido consecuencia de años y años de lucha y de trabajo interior. Y aun así, ¿existe algo parecido a los primeros auxilios o alguna forma de acercarse al lento trabajo de la autoexploración y a la ayuda de la terapia profunda con un terapeuta realmente bueno?

Primero, a mí personalmente, me ha venido muy bien practicar la Meditación Trascendental. Los estudios han demostrado que ayuda con la depresión, la ansiedad y similares, a algunas personas más que a otras. Otras formas de meditación también ayudan y hablo de las diferencias entre ellas en otros posts en este mismo blog. Parte de mi preferencia por la Meditación Transcendental es debida a que no requiere esfuerzo. Lo último que necesita alguien deprimido es algo que requiera esfuerzo porque se percibe como trabajo y puede que se sienta demasiado cansado o desalentado para tomarse la molestia, o tema que no lo está haciendo suficientemente bien.

He practicado Meditación Trascendental durante 44 años, sin saltármelo casi nunca, porque es tan reparador. Haces lo necesario para sentirte cómodo. Si tienes sueño se te dice que duermas puesto que eso es lo que necesitas en ese momento. Para mí es como una manta familiar, suave y confortable que me echo encima dos veces al día, a veces sintiéndome "feliz", incluso si me siento abatida al mismo tiempo. Es extraño.

Una nota sobre la espiritualidad: aunque hoy en día la meditación transcendental se describe como una técnica mental, no deja de ser una forma de meditación y la meditación a menudo se asocia con la espiritualidad. Las filosofías y prácticas espirituales suelen estár diseñadas para ayudarnos con las peores heridas de la vida: el mal (negligencia, abandono, traición, crueldad, codicia, etcétera) más la pérdida y la muerte. Pero hay razones para tener cuidado. Los que tuvieron una niñez problemática son especialmente propensos a seguir un método o profesor que prometen ayudarles a superar el problema rápidamente elevándose por encima del mismo. En mi opinión, una vida, y una herida de vida, necesita ser abordada en tres niveles diferentes:

  1. La espiritual y trascendental
  2. La anclada en la realidad de intentar vivir una vida plena y productiva, y en especial a desarrollar fuertes vínculos sociales
  3. El duro y profundo trabajo interior asociado con síntomas, complejos y sueños. A menudo es a este nivel donde la mayor sanación puede ocurrir, lo cual permite florecera las otras dos.
Así que cuidado con lo espiritual.

Segundo consejo: piensa con cuidado con quién te comparas. Según atraviesas la veintena, la treintena y más ves a tus pares haciendo las cosas normales según el programa previsto. Tú no estás en el programa previsto; no es justo que te compares con ellos. Tu situación no es culpa tuya. Sí, tienes la responsabilidad de hacer algo al respecto pero no eres responsable de lo que ha pasado o cómo ha cambiado el curso de tu vida.

Tercero, para ayudar a que te compares con la gente adecuada, me gustaría que pudieras conocer a algunos otros con dificultades parecidas (depresión, ansiedades, timidez, adicciones), quizá como los alcohólicos se encuentran entre ellos en Alcohólicos Anónimos. Sé que hay grupos de apoyo y encuentros para diferentes cosas y puede que puedas encontrar alguno, aunque parezca complicado. Es verdad, las personas heridas pueden ser tímidas o estar a la defensiva, no es una compañía sencilla. Algunos han sido víctimas de un terrible abuso verbal y por tanto es difícil para ellos no echar mano de ello cuando se sienten avergonzados. De cualquier forma, conocer a otras personas como tú, de una manera más profunda, creo que puede ayudar.

Cuarto, usa tu talento, cualquiera que sea y sin que importe si es escaso. Todo el mundo tiene algún pequeño talento, aunque sea fregando bien los platos. Como ya he mencionado, no puedes compararte con aquellos que son más talentosos, sea tocando un instrumento o entreteniendo a los niños. Pero cuando estamos usando un talento nos estamos concentrando en algo, lo cual es algo como un antidepresivo en el sentido de que estimulamos al cerebro a hacer algo además de concentrarse en su herida. De hecho, utilizar el lado izquierdo del cerebro (que no siempre es lo mismo que utilizar un talento) puede hacerte salir del lado derecho del cerebro, que es donde las emociones, incluidas las negativas, tienden a procesarse. Trata de leer algo que no es ficción y que tenga algo de reto y de interesante para ti, o cualquier otra cosa que enganche tu lado izquierdo.

Quinto, hay muchos estudios que recomiendan a los deprimidos ayudar a otras personas. Sin embargo soy reacia a recomendar esto porque implica dificultades tales como simplemente salir e interactuar con gente nueva. A veces es una pequeña dosis de cura la que proporciona ayudar de una manera sencilla, como por ejemplo ayudar con el equipaje de alguien que va cargado.

En última instancia, necesitarás encontrar significado en tu sufrimiento, y a veces puede ser ayudando a otros con los mismos problemas, probablemente en un lugar informal como un grupo de ayuda o escribiendo comentarios en un blog como éste. A veces es como si, al atravesar las experiencias más duras, estuviéramos entendiendo lo que está pasando. Cuando entendemos lo que ocurrió, hemos pasado a bachillerato. Después pasamos a la universidad, en caso de que intentemos curarnos. Finalmente, quizá alcancemos una situación en la que estemos listos para ayudar a otros con el mismo problema, no necesariamente de una manera profesional, sino sencillamente permaneciendo allí con la sabiduría adquirida sobre cómo afrontarlo.

Es mi consejo final de primeros auxilios. Como cuando alguien está practicando los primeros auxilios en otro, una presencia sabia y compasiva es lo que más importa. Por favor, sé compasivo contigo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.