19 de junio de 2016

Los dos sistemas de la conducta

Existen dos mecanismos básicos que regulan el comportamiento de los animales y del ser humano para dar respuesta a los instintos de supervivencia y reproducción de la especie.
«El Sistema de Inhibición de la Conducta nos hace parar para comprobar la situación, momento a momento, según va cambiando, para ver si es peligrosa o por contra hay en ella alguna recompensa. Las personas altamente sensibles parecen tener un fuerte sistema de este tipo. Se le dio este nombre porque puede inhibir la conducta durante un tiempo, mientras se reúne más información, o bien completamente, dependiendo de lo que se encuentra. El hecho de que este sistema incluya en su nombre la palabra inhibición hace que parezca que tener un fuerte sistema de este tipo signifique tener un rasgo de inhibición, ansiedad o neurosis, cuando de lo que se trata es de una tendencia a observar el entorno con atención. Por ello siempre he defendido la necesidad de cambiar el nombre y llamarlo Sistema de Pausa para Chequear.
»El otro mecanismo es el llamado Sistema de Activación de la Conducta, el cual se encarga de lo contrario ya que motiva a dar el paso hacia adelante, a explorar lo nuevo y tratar de conseguir cosas buenas. Se corresponde con los tipos de comportamiento atrevidos y fácilmente adaptables a los medios nuevos. Las personas que tienen un fuerte sistema de este tipo serían grandes buscadoras de sensaciones.
»Los dos sistemas son independientes y aunque parezcan incompatibles, se puede ser fuerte en ambos, es decir, hay personas que son altamente sensibles y también son grandes buscadoras de sensaciones. Las personas altamente sensibles comprueban las cosas antes de actuar y tienen la habilidad de detectar sutilezas en el ambiente así como el problema de abrumarse si reciben demasiados estímulos. Si además son grandes buscadores de sensaciones buscarán estímulos nuevos, aunque eso sí, siempre que no haya riesgos y no se saturen. Es decir, nunca serán impulsivos en sus decisiones y se retirarán a descansar quizá antes que los demás, en cuanto hayan tenido suficiente».
En el libro La persona altamente sensible Elaine Aron cuenta un pasaje que ilustra muy bien esto. Son dos hermanos mellizos pequeños, un chico altamente sensible que es muy receptivo al entorno y su hermana, que no lo es tanto. Como cada mañana acuden a la escuela. Cuando entran en clase la hermana ve lo mismo que ayer, el mismo maestro, los mismos compañeros. Corre a jugar con ellos. El hermano, sin embargo, nota que el profesor está de mal humor, uno de los niños parece enfadado y hay unas bolsas en la esquina de la habitación que antes no estaban. Tiene dudas y decide que lo mejor es tener cuidado por lo que decide no unirse al juego de momento.

(Extraído de Ignored No Longer: New Interest in Us, New Theories about Us en el sitio The Highly Sensitive Person.)

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